Camino al caminar

Hace 28 años nació un niño en el Rincón de Zaragoza, palmarés. Un pueblo chiquito rodeado de montañas, cafetales y árboles de mango. En la casa cerca había un bambusal que adornaba el paisaje con sombras y sonidos. Ese niño creció sintiéndose libre, amado por su abuela y su tía quienes siempre le dieron amor incondicional. Su tiempo lo pasaba en las copas de los árboles, en la casa de su abuela y entre la escuela y su propio hogar, aunque siempre se sintió que era más de afuera que de adentro. Este niño creció con muchas inseguridades, a pesar del amor y el privilegio de tener personas amorosas que le rodeaban, creció sintiéndose solo, una soledad respuesta de la confusión de no saber quién es. Al menos, en ese momento no lo sabía. La niñez te hace crecer sin importarle eso, eres quien eres, mientras juegas, mientras ríes, mientras lloras. Los momentos de dolor se vuelven profundos, los momentos de alegría razones para vivir, la vida se llena de colores y matices, y el mañana un nuevo amanecer. Cada día una oportunidad para soñar, para ser feliz. 
En las copas de los árboles, este niño veía el más allá, verde, tropical, preguntándose que había descubrió la pasión por crear, su creatividad era inagotable, y no lo hacía por sorprender a nadie, lo hacía por que le gustaba, al contrario, cuando lo veían de sentía chico, miniatura, con ganas de huir, de esconderse... Porque sufría el niño de ser observado, que mal tendría ser quien es? Este niño nació para crear un mundo mejor, con sus manos, con sus palabras con sus acciones, no por ego, sino por amor. Este niño es puro de corazón, y aún lo encuentro en mi interior, buscando sanar las heridas del ayer, con pasión, con razón. Este niño agradece haber vivido y tener la oportunidad de escribir, que se propuso ser arquitecto y urbanista, y que con su magia única, ha logrado materializar sus sueños, sin creerlo, sin saberlo, este niño escribe este texto sin pensar en que resultado tendrá, este niño añora seguir caminando estos pastos fértiles, para mirar el amanecer una vez más, y recordar que el pasado es solo una fantasía del futuro y que ambos no existen, este niño hoy acepta, descubre y resalta, que el camino se hace al caminar y el sendero por el que lleva paso, le ha mostrado paisajes majestuosos, que solo su corazón puede albergar. Este niño sonríe creyendo que este texto termina acá, pero cada palabra es solo un agregado del presente, que se escribe, que se lee, que se siente. Hoy me creo y soy solo eso.

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Luis Jiménez Vásquez. Con la tecnología de Blogger.