Esta sensación que me deja un sabor extraño,
que me alerta,
que me empuja a huir.
¿Pero a qué huimos,
sino a nuestra propia sombra?
Siempre con nosotros,
siempre siguiéndonos,
siempre ahí,
como un eco oscuro en la piel.
Irrelevante.
Mi mente está congelada,
mis manos, mi cuerpo.
¿Ayuda? No.
Venimos de la montaña,
donde los árboles son amigos
y la mayor fortaleza
es el corazón.
Estoy harto de fingir.
De aparentar que estoy mal,
que tengo problemas,
que soy pobre.
No.
No soy nada de eso.
Eso es lo que quieren que sea,
un mendigo de la pena ajena,
un estúpido reconforte
para los que necesitan
verme caer.
No, no y no.
Ya me cansé.
Renuncio a ese trabajo mal pagado,
que me desvalora,
que me manipula,
que me arrastra al hoyo negro
de la estupidez.
No soy menos de lo que creo,
ni más de lo que puedo llegar a ser.
Soy suficiente.
Amor, salud, prosperidad.
Soy la grandeza de un ser
que se ríe del mundo,
de su sombra,
con ella y para ella.
Porque en este mundo
ya no queda espacio para el odio.
En mi mundo,
la gente elige ser quien quiere ser.
En mi mundo,
yo importo.
En mi mundo,
tú eres amado,
especial,
al igual que yo.
En mi mundo,
los sueños no se agotan.
En mi mundo,
la libertad es la mayor muestra de fe,
fe en que mi mundo existe
y es real.
Angustia.
Por los días perdidos,
semanas y años.
Angustia.
Por sentirme equivocado
en un cuerpo que no es el mío,
en una cáscara vacía,
irónica, ilusoria.
Amor y odio.
Fuego y rabia.
Dolor y contención.
No sé ya qué digo con estas palabras,
mi mente está cansada
de fingir ser quien no soy
y ser castigado por ello.
Hoy me libero.
Hoy decido ser el pájaro
que dejaron libre,
y sin miedo
vuela hacia las nubes
en busca del amor
que tanto soñó.
0 comments:
Publicar un comentario