La disposición de sentir
By: LuisJiménezV - miércoles, 5 de febrero de 2025
Tu y yo, ambos, seres humanos, seres vivos, tenemos el privilegio corporal del sentir. Del ser y sentirse, en cuerpo y espacio. Este sentir, nos llena de emociones, de aprendizajes y experiencias, y muchos sentires se podrían definir como agradables o desagradables, algunos neutros. Socialmente, y por cierta lógica, los sentires desagradables se rechazan, sin entender que es parte del ser, de vivir. Este rechazo nos conduce a sufrir, por evitar algo meramente natural, humano. Nadie es perfecto, y esta idea de perfección, nos definimos por la idea de que tantos sentires agradables o desagradables experimentamos, siendo los agradables la categoría para definir que tan perfectos, felices o desarrollados estamos. Lo irónico, es que entender este humanismo, nos lleva a abrazar ese dolor desde el aprendizaje y la naturaleza, siendo la aceptación del dolor la cura del sufrimiento. En esta cultura de la velocidad, de la ignorancia y el des-sentir, bloqueamos al cuerpo, al dolor, y lo drogamos. Nos desconectamos con el. Pero como sanamos esto? Entre dualismos nos dividimos en dos, mal y bien, blanco y negro, masculino y femenino, orden y caos, Ying y yang... Que problema, que el todo del Tao sea malinterpretado en extremos, cuando el todo está integrado en si mismo. Y el ser es parte de ese todo, nuestra parte es el todo y el todo es la parte. Somos lo que cuidamos, y nuestro cuerpo es parte del cuido. Sentimos y queremos sentir cosas hermosas, felices, sanas, pero todo eso es temporal, y aferrarse a lo bueno nos causa sufrimiento, simple. Pero lo que nos causa dolor, al igual, es temporal, y negarlo nos causa sufrimiento. Porque estamos en contra del verdadero sentir, de la naturaleza del ser, del cuerpo. Por eso propongo el sentir como disposición de recibir aquello que es natural, sentir dolor, sufrimiento, cuando nos toca. Aceptarlo e integrarlo. Aprender de el. Porque aceptarlo libera, y el dolor que parece eterno desaparece, se vuelve parte de nuestro ser. Y no un viajero que nos trae incomodidad, del cual queremos huir. Viajamos con el, y le damos hogar. Nos disponemos a sentir. A ser humanos. A ser cuerpo. A ser.
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Luis Jiménez Vásquez. Con la tecnología de Blogger.
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