Enganchado a la pantalla

Escribo estas líneas , con mis ojos cansados, secos y mi mente envuelta en polvo, sucio, con olor a carmín. Diría que es porque trabajo frente a una computadora la mayoría de mi tiempo, pero no, a veces creo que eso es un escape a la fantasiosa realidad a la que hemos sido expuestos: el celular. Si los números hablaran, diría que estoy cansado del trabajo, de las horas sentado frente a ese ordenador, tomándome breaks para mirar el celular, desesperadamente, tal vez cada 10 o 15 minutos, como si de una dosis se tratara, que sino moriré, una distracción, una distracción que se ha vuelto como harina azucarada envuelta en alucinógenos. Que mierdas hablo, pero si mi mente, la que conozco, no funciona como se que funcionaría, no está a mi 100%, me distraigo fácilmente, me desconcentro, me cuesta recordar cosas. He mejorado, me he puesto límites, soy un ser irónicamente estricto, que con su estructura se hace daño a si mismo, como si de un alacrán que se pica a si mismo se tratara. Y no creo que tenga sentido lo que escribo, sin más, entiendo que la literatura no está en mis mayores cualidades escribo constantemente para desistir de esta idea. A través de una pantalla, si, pero al menos es blanco y negro, sin anuncios y música de mierda, sin colores excitantes y cuerpos perfectos. O pura perfección, aquella que es apreciada a través de una pantalla. Ya mi coherencia de ha ido, esfumado en el matiz del olvido, aquel que deje en los primeros textos que escribí, por razón, por pasión, y por amor. Hoy escribo por prescripción, psicológica y terapéutica, para ayudarme a no volverme loco, o bien, reafirmar esa locura en letras. Maldito orden que no se define, al final, se trata de quien lo aprecia, detrás de otra pantalla, o al frente de ella. Estos espejos paralelos nos enganchan en una realidad metaversada, que afecta nuestro inconsciente animal, sin evolucionar, y le hace secretar hormonas como si fiesta de navidad se tratase. Aún recuerdo la pasión e ilusión que me causaban dichas fechas. Hoy? Solo un día más. Comer, comprar, celebrar. Detrás de una pantalla. Nos miramos pero no nos sentimos. Nos tocamos pero no lo sentimos. Nos pensamos pero sin sentir. Nos imaginamos sintiendo, sin sentir que lo estamos perdiendo, enganchados a una pantalla, dejamos ir lo más bello, lo más preciado, nuestra digna percepción de la realidad, de vivir, de sentir. No hay peor ciego que el que no quiera ver, ni peor muerto que viva. Que desperdicio, que euforia, que molestia. Y esto para que? Para enriquecer a personas egoístas, a quien no le importas ni importaras. El dinero, el producto, el consumo, el desecho. Eso somos a través de una pantalla. Mis ojos secos, sin lágrimas, se pierden en el dolor de estar dormidos queriendo estar despiertos. Soy consciente, y sin embargo, me olvido. 

0 comments:

Publicar un comentario

Luis Jiménez Vásquez. Con la tecnología de Blogger.