El mes pasado tuve la oportunidad de realizar mi primer curso de meditación Vipassana. Esta técnica se enseña en cursos residenciales de diez días, donde los participantes aprenden sus fundamentos y practican lo suficiente como para experimentar sus beneficios. Estos cursos son completamente gratuitos; ni siquiera se cobran los gastos de comida y alojamiento. Todo es cubierto por donaciones de personas que, tras haber completado un curso y experimentar sus efectos positivos, desean dar a otros la oportunidad de beneficiarse de la misma manera.
Tuve la fortuna de realizar mi curso en Dhamma Latthika, Battambang, Camboya, un país budista con una rica historia, gran calidad humana y un profundo conocimiento de la técnica. Es común que se confunda Vipassana con una práctica religiosa budista, pero no está vinculada a ninguna religión en particular. Aunque fue redescubierta por Buda, su práctica es universal, sin ninguna intención de conversión. La técnica parte del principio de que todos los seres humanos compartimos problemas similares, y una solución efectiva para ellos debe ser accesible a todos. Personas de diversas creencias han experimentado los beneficios de Vipassana sin conflicto con su fe.
¿Qué es Vipassana?
Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Redescubierta por Buda Gotama hace más de 2,500 años, el término Vipassana significa "ver las cosas tal como son". Es un proceso de autopurificación a través de la autoobservación. Comienza con la observación de la respiración natural para concentrar la mente, y una vez afinada la conciencia, se procede a observar la naturaleza cambiante del cuerpo y la mente, experimentando las verdades universales de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia del ego. Este reconocimiento, basado en la experiencia directa, es el proceso de purificación.
El curso de Vipassana dura diez días, durante los cuales se debe cumplir estrictamente con cinco preceptos: abstenerse de matar, robar, participar en actividades sexuales, mentir y usar intoxicantes. Además, no se permite el uso de tecnología, libros, escritura, ni ningún tipo de contacto visual o físico entre los participantes. El silencio absoluto es una herramienta clave para profundizar en nuestro mundo interior y encontrar soluciones a nuestros problemas desde su raíz, en lugar de buscarlas externamente.
Desde los tiempos de Buda, Vipassana ha sido transmitida por una cadena ininterrumpida de maestros. El Sr. S.N. Goenka, un maestro de ascendencia india nacido en Birmania, aprendió la técnica de su maestro Sayagyi U Ba Khin. Tras 14 años de formación, Goenka comenzó a enseñar en India en 1969, extendiendo la práctica a miles de personas en todo el mundo. Hasta su fallecimiento en 2013, Goenka dejó un sistema bien estructurado para formar y designar nuevos maestros, asegurando la continuidad de la enseñanza.
Mis aprendizajes
A continuación, me centraré en mis aprendizajes y desafíos personales durante estos diez días. Aunque el tiempo puede parecer insuficiente para profundizar en nuestros problemas, el proceso se siente increíblemente largo. Vivimos inmersos en una sociedad saturada de información que ensucia nuestra mente y nos lleva a actuar en contra de nuestra verdadera naturaleza. Durante el curso, me di cuenta de que, capa tras capa, empezamos a descubrir que muchos de nuestros problemas son externos a nuestra esencia. La técnica nos permite ver que esas capas son adoptadas a lo largo de nuestra vida, pero que nuestra verdadera esencia reside en nuestro interior.
Los primeros días fueron particularmente difíciles. Me di cuenta de que cuanto más ansiaba que el tiempo pasara, más lento y tortuoso se volvía. Aprendí que aceptar el presente y fluir con él hace el proceso más llevadero. Conforme aceptaba esta realidad, el tiempo comenzó a pasar de manera más ligera. Paradójicamente, lo que antes me parecía insoportable, dejó de serlo cuando lo acepté.
Otro aprendizaje clave fue que prestar demasiada atención a nuestras incomodidades solo las intensifica. Estar inmóvil por largos períodos puede ser extremadamente incómodo, pero la técnica nos enseña a no reaccionar instantáneamente a estas sensaciones, a entender que son impermanentes. Cuando aceptaba mis incomodidades en lugar de luchar contra ellas, notaba cómo se desvanecían. Me permitió comprender que mucho de nuestro sufrimiento proviene de rechazar aquello que no nos gusta, sin darnos cuenta de que también es parte de nosotros.
La práctica de Vipassana consiste en observar nuestra respiración de manera natural y objetiva, sin controlarla. Nos recuerda que todo en la vida es impermanente, desde lo más placentero hasta lo más doloroso. Al aceptar esta verdad, encontramos paz y libertad en nuestra existencia.
Reflexiones finales
Las enseñanzas de Buda, de la técnica y del Dhamma, nos muestran que nuestro sufrimiento proviene del deseo y el rechazo. Deseamos lo que no tenemos, y rechazamos lo que no queremos, lo que nos hace miserables. Sin embargo, al aceptar la realidad tal como es, las miserias pierden su poder sobre nosotros. Dejamos de identificarnos con ellas y empezamos a verlas objetivamente como pasajeras. Esta aceptación nos lleva a la paz, la armonía y el amor, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.
Cuando entendemos que todos nuestros problemas se originan en nuestro interior, dejamos de proyectarlos hacia el exterior. Agradezco profundamente a los maestros de esta tradición por su dedicación a compartir esta técnica, y recomiendo a cualquiera que lea esto que considere la posibilidad de practicar Vipassana. Es una experiencia transformadora que nos ayuda a conocernos y a liberar la mente de las impurezas que nos causan sufrimiento.
Que todos experimenten esta verdad última. Que todos se liberen de la miseria y encuentren verdadera paz y felicidad.
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